viernes, 18 de noviembre de 2011

¿Por qué apoyamos a AMAIUR?

Tomado de la publicación marxista vasca SUGARRA.


El próximo 20-N, la Izquierda Abertzale se presenta a las elecciones generales, después de casi una década de ilegalizaciones y prohibiciones. No lo hace bajo unas siglas propias, pues el Tribunal Constitucional español, en una evidente maniobra dilatoria, aún no se ha pronunciado sobre el recurso interpuesto contra la no legalización de Sortu por parte del Tribunal Supremo. Sin embargo, lo hace formando parte de una amplia coalición electoral, formada por Bildu y Aralar.

Ante este nuevo proceso electoral, una vez más, los comunistas vascos vamos a exponer nuestra posición sobre la conveniencia o no de participar en las instituciones burguesas y, por tanto, en las elecciones.

En primer lugar, decimos claramente que no debemos albergar falsas ilusiones acerca de las posibilidades que nos pueda ofrecer la participación en el parlamento español o en los autonómicos, ya sea en el de la CAPV o en el foral navarro, ya que todos ellos se encuentran estrechamente restringidos por las limitaciones impuestas por la Constitución burguesa española.

Sin embargo, mientras siga habiendo una gran parte del pueblo que todavía confía en las instituciones burguesas, es necesario y conveniente la participación en ellas para utilizarlas a modo de plataforma política, de “altavoz” o de “caja de resonancia” desde donde se puedan difundir y defender las legítimas aspiraciones populares, pero sin cifrar nuestras esperanzas en que éstas se vayan a lograr por medio de la actuación exclusivamente parlamentaria. Esas vanas ilusiones constituyen lo que Lenin llamó el “cretinismo parlamentario”.

Solamente cuando el nivel de conciencia, el grado de organización y la capacidad de movilización de las masas trabajadoras hayan alcanzado un importante desarrollo, dejará de ser necesaria la participación en dichas instituciones y se podrá llamar a boicotearlas y a construir órganos de poder revolucionario, al margen del parlamento español y de los parlamentos autonómicos.

Pretender, hoy día, que no se participe en las elecciones supone, sencillamente, renunciar a un ámbito de lucha que, a pesar de todas sus limitaciones, todavía sigue siendo muy necesario y en el caso de Euskal Herria es, ni más ni menos, hacer el juego al enemigo.

En segundo lugar, hay que decir que por su carácter incipiente y su alcance limitado, no se puede considerar a AMAIUR como un frente democrático. Sin embargo, esa coalición ya cuenta con un amplio respaldo popular. En la práctica, la apoyan una serie de clases, sectores sociales y capas de la población que son las que configuran lo que hemos venido llamando Pueblo Trabajador Vasco.

El hecho de que (aunque sea de forma todavía embrionaria) se haya logrado aglutinar a sectores de la clase obrera, trabajadores de la administración pública, baseritarras, arrantzales, trabajadores autónomos, etc., e incluso a diversos segmentos de la pequeña burguesía, evitando su dispersión, es algo evidentemente positivo. AMAIUR es, por tanto, la expresión del conjunto de todos esos sectores. De ahí que, objetivamente, se pueda considerar como producto o plasmación, en la práctica, de una alianza (multilateral) de clases.

Y cuando decimos que todo esto ha sido positivo, lo hacemos teniendo en cuenta sus diversas limitaciones. La más importante de las cuales es, hoy por hoy, que la clase obrera, potencialmente la más revolucionaria, no cuenta todavía con un instrumento organizativo que le permita tener una voz propia para defender sus intereses específicos de clase, en el movimiento popular, y que le permita alcanzar la hegemonía en el seno del Pueblo Trabajador Vasco.

No obstante, también hay que tener en cuenta que las contradicciones que se dan entre la clase obrera y las clases y sectores que constituyen la base social de AMAIUR, son contradicciones en el seno del pueblo, de carácter no antagónico y, por tanto, no tienen un carácter irreconciliable, es decir que se pueden superar mediante la lucha ideológica, el diálogo y la persuasión.

El ignorar la naturaleza de estas contradicciones impide distinguir con claridad entre nuestros amigos y nuestros enemigos, así como establecer correctamente quién es el enemigo principal en la lucha por la independencia y el socialismo.

Otra de las limitaciones más importantes que percibimos en AMAIUR es el progresivo deslizamiento del principal miembro de la coalición, la Izquierda Abertzale, hacia posiciones ideológicas y políticas cada vez más nacionalistas, mientras se va desdibujando cada vez más su antiguo perfil de izquierda. Esto se manifiesta en el reforzamiento cada vez mayor del aspecto nacional respecto al aspecto social en su estrategia e incluso con el desligamiento de ambos aspectos entre sí, cuando se sostiene, por ejemplo, que primero hay que lograr el Estado vasco y dejar para más adelante la lucha por el socialismo.

Hasta la propia organización ETA que, durante mucho tiempo, ha sido considerada como el principal referente por parte de la Izquierda Abertzale y que ha gozado de un gran ascendiente sobre ella; en la reciente entrevista que realizó el diario GARA (11-11-2011) a dos de sus miembros, se centra casi exclusivamente en el aspecto nacional del conflicto, con apenas una mínima referencia al socialismo.

Y esto ocurre cuando, precisamente, el proceso político que se desarrolla en Euskal Herria está teniendo lugar en un contexto de crisis global del capitalismo que se caracteriza por la agudización extrema de todas las contradicciones sociales, como consecuencia de la creciente irracionalidad del capital financiero, y de la acentuación de su carácter especulativo y parasitario.

Teniendo en cuenta todos estos factores y su previsible evolución, consideramos que desde un punto de vista estratégico, es prioritario evitar el aislamiento y la disgregación del movimiento popular vasco, a pesar de que todavía deba pasar bastante tiempo hasta que la clase obrera pueda ponerse a su cabeza; y que para ello, tácticamente, la participación de AMAIUR en las elecciones y su posible presencia en el parlamento español, puede contribuir a consolidar y reforzar el movimiento popular. Por ello, el 20-N pedimos el voto para AMAIUR.

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