Jon Odriozola
Leído en GARA
http://www.gara.net/paperezkoa/20101214/237736/es/Joden-todo-que-tocan
Lo que no consiguió la convocatoria el 29-S pasado por parte de unos sindicatos obsecuentes de una huelga general desmarrida, mustia y con deliquios, parece ser que dos mil y pico trabajadores que controlan la navegación aérea en el Estado han puesto, por unos días, patas arriba el glacis del país. Hasta el extremo de que el Gobierno español ha decretado el estado de alarma militarizando a punta de pistola, lo que no es sino un conflicto laboral, de mayor o menor envergadura, que esto, en sí, es escolástica pero no Derecho.
Leído en GARA
http://www.gara.net/paperezkoa/20101214/237736/es/Joden-todo-que-tocan
Lo que no consiguió la convocatoria el 29-S pasado por parte de unos sindicatos obsecuentes de una huelga general desmarrida, mustia y con deliquios, parece ser que dos mil y pico trabajadores que controlan la navegación aérea en el Estado han puesto, por unos días, patas arriba el glacis del país. Hasta el extremo de que el Gobierno español ha decretado el estado de alarma militarizando a punta de pistola, lo que no es sino un conflicto laboral, de mayor o menor envergadura, que esto, en sí, es escolástica pero no Derecho.
Lo que no eran sino puras reclamaciones laborales relativas a las condiciones de trabajo, en absoluto «políticas», es justamente el Gobierno quien las «politiza». Y ello echando mano del estado de alarma. Obligando a «trabajos forzados», que eso es la militarización, a un colectivo que se ve burlado por unos gánsteres que le tratan como sediciosos en tiempos de guerra.
Ese reconocimiento del derecho de huelga está configurado como un instrumento de los trabajadores para la defensa de «sus intereses». Como si fueran corporaciones medievales. Sucede que es el propio Gobierno quien, tragando hiel, malgrè lui, lo «politiza» todo. Y no puede ser de otra manera bajo el fascismo más o menos risueño. El día que los futbolistas se declaren en huelga, ni estado de alarma ni ostias: ¡estado de excepción! El bien común lo exige.
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