El dominio de los monopolios en la economía del capitalismo imperialista, lleva aparejada la monopolización política de la vida social, donde la tendencia a la libertad característica de la primera fase de la libre competencia capitalista, ha sido reemplazada por la tendencia a la subyugación, a la intensificación de la opresión sobre pueblos, países y naciones, en pocas palabras, a la reacción política en toda la línea, en todos los aspectos de la superestructura social. Tendencia a la reacción que encuentra su mejor disfraz en la democracia burguesa, y en la república democrática burguesa su mejor envoltura política para ejercer la dictadura de clase.
De ahí la incesante alharaca burguesa en defensa de su democracia, que a pesar de ser democracia para los ricos y dictadura sobre el pueblo, no ahorran esfuerzos para presentarla como democracia plena para todos los ciudadanos, para cubrir su esencia dictatorial con el manto republicano.
De ahí la incesante alharaca burguesa en defensa de su democracia, que a pesar de ser democracia para los ricos y dictadura sobre el pueblo, no ahorran esfuerzos para presentarla como democracia plena para todos los ciudadanos, para cubrir su esencia dictatorial con el manto republicano.
De ahí que en Irán el presidente de la República Islámica de Irán Mahmud Ahmadinejad presente su reelección en las elecciones del 12 de junio como un selecto fruto de la democracia, a la vez que el derrotado Mir Husein Musavi alegue que tal resultado fue un fraude a la democracia. Que Roberto Micheletti en la República de Honduras presente el golpe militar del pasado domingo 28 de junio contra Manuel Zelaya como una defensa de hecho de la democracia, mientras que el presidente derrocado lo condene como un atentado a la democracia.
Aunque se ha armado el enfrentamiento de las distintas facciones de las clases dominantes por el dominio y dirección del poder Estatal, todas están unánimemente de acuerdo en perpetuar esa misma máquina de fuerza. Incluso los reformistas pequeño burgueses, y los partidos oportunistas que dicen representar a los obreros, tampoco van más allá de proponerse una remodelación del Estado reaccionario. Ese ha sido el programa de los republicanos bolivarianos en Venezuela, Bolivia, Ecuador, Honduras etc. Ese fue el programa de los traidores prachandistas en Nepal. Ese es el programa del reformista Polo Democrático Alternativo en Colombia. Ese es el programa que no le sirve a la clase obrera ni a los campesinos, porque bajo el Estado burgués, cualquiera que sea su forma democrática republicana, siempre serán pisoteados por la dictadura de los explotadores. El pueblo sólo puede liberarse de la opresión y la esclavitud capitalistas, si destruye el Estado reaccionario e implanta un nuevo Estado donde los pobres ejerzan la dictadura sobre los ricos y los obliguen a trabajar.
El Estado burgués permite a los explotadores legitimar su dictadura, en cualquiera que sea la situación y las condiciones. No importa que tan enfrentadas estén las facciones de las clases explotadoras, no importa si todos invocan contra sus adversarios la Sagrada Constitución, o la defensa de la Patria, o la salvación de la Democracia… En realidad todos izarán la bandera de la democracia para lanzar las fuerzas armadas del Estado contra el pueblo. De ahí que las masas trabajadoras obreras y campesinas no pueden esperar su emancipación de manos de sus mismos verdugos explotadores. Sólo el pueblo salva al pueblo, y lo salva enfrentando y derrocando a sus enemigos.
No es entonces casualidad que Mahmud Ahmadinejad lance las tropas represivas de la República Islámica de los Ayatolas contra las masas que se han tomado las calles de Teherán en rebelión contra su gobierno; que los presidentes “izquierdistas” Chávez y Morales atropellen con la fuerza armada de la República a las masas trabajadoras que se les oponen; que en la República de Colombia el derechista Uribe desate el terrorismo de su seguridad democrática contra el pueblo que lo aborrece y que con su movilización directa lo derrotará.
Así como ha sido ley de las sociedades divididas en clases, que el Estado sea en esencia una dictadura de clase, aún bajo sus formas más democráticamente republicanas, también ha sido y será inexorable que los regímenes reaccionarios sean vencidos y derrocados por las nuevas fuerzas revolucionarias de la sociedad, y así ocurrirá inevitablemente con el Estado de los capitalistas en todos los países, siempre y cuando los esclavos modernos del capitalismo comprendan que el viejo Estado de sus enemigos no sirve a sus intereses y debe ser destruido, siempre y cuando se organicen independientemente de sus enemigos para ejecutar esa tarea con sus propias manos.
También el nuevo Estado de los obreros y campesinos será una dictadura de clase, democracia para el pueblo y dictadura para los explotadores, dictadura del proletariado tal como se ejerció en la fugaz Comuna de París en 1871, o en la República de los Sóviets en Rusia y en la República Popular China hasta 1976. Su diferencia con los viejos tipos de Estado donde la dictadura siempre ha sido ejercida por una minoría explotadora, estriba en que por vez primera en la historia de la sociedad la dictadura de clase es ejercida por la inmensa mayoría sobre la minoría expropiada y ahí sí, en beneficio de toda la sociedad.
Comité Ejecutivo
Unión Obrera Comunista (MLM)
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