La dirección de Babcock Power se niega a retirar un producto cancerígeno de un horno de tratamiento térmico. Cuando se realizó la reparación se colocó una manta cancerígena, sin prestar atención a otros productos que hay en el mercado y que no tienen ese peligro. El comité denuncia «la nula sensibilidad» de la dirección en materia de salud laboral.Juanjo Basterra
Una auditoría sobre la prevención de riesgos laborales en Babcock Power detectó hace ya unas semanas importantes carencias preventivas, que se han ido solventando ante la denuncia pública del comité.
Sin embargo, persiste un enfrentamiento en cuanto a la retirada de un producto denominado «manta», que está catalogado como cancerígeno. Según ha podido conocer GARA, Babcock reparó un horno de tratamiento térmico, para lo que se utilizó ese producto que «es cancerígeno». Lo más sorprendente, según el comité, es que existe un producto similar, que no es dañino para la salud y, sin embargo, la dirección de la empresa no se preocupó en controlarlo. «Hay una alternativa en el mercado a la manta cancerígena que se utilizó en el horno de tratamiento térmico, como se dio cuenta un trabajador, por lo que exigimos a la dirección que se modifique, pero no nos ha hecho caso», indica a este diario un miembro del comité.
La Inspección de Trabajo ha dado un plazo de un año para que el comité y la dirección se pongan de acuerdo para llevar adelante un plan de desmantelamiento de la manta cancerígena. «Nos ha dicho que se debe conseguir un acuerdo entre ambas partes, porque no quiere tener abierto este caso sin tiempo límite», indican los representantes de los trabajadores, que esperan a que se realicen mediciones de control este año para que se reemplace ese producto. La dirección pone como excusa el coste económico, pero el comité no acepta la misma, porque «está en juego la seguridad y la salud de los trabajadores».
El comité denuncia «la nula sensibilidad y el desprecio que en materia de prevención tiene la dirección, ya que la legislación y el decreto en materia de productos cancerígenos precisa que cuando hay posibilidades técnicas de usar un producto que no sea cancerígeno, como es este caso, se debe cambiar».
El comité destaca, por otro lado, que «estamos asistiendo a las primeras muertes de ex trabajadores de Babcock Wilcox por amianto, por lo que creemos que es necesario que la seguridad y la salud se tomen en cuenta. No aceptamos que se obvie».
En este sentido, es llamativo que la Inspección de Trabajo ofrezca un plazo amplio para sustituir ese producto, máxime cuando la empresa no estudió las posibilidades existentes.
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