Iñaki VIGOR/Gara
El Arzobispado de Iruñea, la Universidad del Opus Dei y la Institución Príncipe de Viana promovieron hace casi tres décadas el Catálogo Monumental de Navarra, una magna obra que recoge el rico patrimonio histórico-artístico del herrialde, tanto del arte religioso como civil. El primer volumen de este catálogo, dedicado a la Merindad de Tutera, fue publicado en 1980. Desde entonces se han editado cuatro volúmenes más, correspondientes a las merindades de Lizarra, Olite-Erriberri, Zangoza e Iruñea. El último tomo, dedicado a la capital navarra, vio la luz en 1997. Sólo un año más tarde, la Diócesis de Iruñea inició la masiva inmatriculación de lugares de culto religioso, además de propiedades rústicas y otro tipo de bienes.
Mediante estas inmatriculaciones, realizadas «a la chita callando», la Iglesia no sólo se ha apropiado de cientos de monumentos construidos y mantenidos a lo largo de los siglos por los pueblos, sino también de todo lo que contienen. De esta forma, el Arzobispado se ha convertido en el propietario de una gran parte del tesoro artístico recogido en el Catálogo Monumental de Navarra, una obra que él mismo promovió hace tres décadas. Así lo ha podido comprobar GARA tras cotejar las obras artísticas más representativas de cada merindad con el listado de los más de 1.200 inmuebles inmatriculados por la Diócesis en esos diez años.
En esta lista se incluyen las dos catedrales existentes en Nafarroa, que por sí solas albergan buen número de obras artísticas. La de Iruñea fue inmatriculada el día 23 de enero de 2007, mientras que la de Tutera pasó a propiedad del Arzobispado el día 21 de marzo de ese mismo año. Para entonces, el Gobierno de Nafarroa ya había invertido decenas de millones de euros en su restauración.
El templo más emblemático de la capital navarra alberga bienes de reconocido valor artístico. Además de la llamada Puerta Preciosa, en esta catedral se encuentra la Pintura del Refectorio, obra maestra de la pintura gótica en Nafarroa; un magnífico Cristo crucificado tallado por el escultor Juan de Anchieta hacia 1577 para la capilla Barbazana; la sillería del coro, que cuenta con decenas de asientos tallados en madera; el Sepulcro de Carlos III El Noble y Doña Leonor, situado en la nave central del templo; el relicario del Santo Sepulcro, considerada la pieza más sobresaliente del tesoro de la Catedral por su refinadísima orfebrería francesa, procedente de París, y un templete de plata de gran clasicismo, construido en un cuerpo único de columnas dóricas.
En Iruñea, que mereció un tomo propio en el Catálogo Monumento de Navarra por la gran cantidad de obras artísticas que posee, la Diócesis también inmatriculó en un solo día, el 5 de diciembre de 2003, las iglesias de San Nicolás, San Agustín, San Saturnino y San Lorenzo. Esta última incluye la capilla dedicada a San Fermín, que también pasó a propiedad del Arzobispado pese a estar perfectamente documentado que fue pagada con fondos municipales. Algunas de estas iglesias, como San Saturnino y San Miguel, poseen retablos de gran valor y belleza.
En lo que se refiere a la catedral de Tutera, construida sobre una mezquita anterior, posee en su claustro uno de los conjuntos escultóricos más importantes del arte románico en su momento final. También destaca el retablo de Santa Catalina, magnífica pieza de Juan de Leví, considerada una de las joyas del templo; el retablo mayor, de estilo hispano-flamenco, pintado entre 1487 y 1494; el sepulcro del canciller Francisco de Villaespesa, monumental obra policromada de estilo gótico; el Retablo de la Esperanza, de estilo gótico internacional y una de las obras cumbres de la catedral, y la Capa pluvial, con Santiago Matamoros bordado en seda y oro.
En el registro de este monumental templo la Diócesis incluyó la Capilla de Santa Ana, al igual que el claustro y las antiguas dependencias de la Escuela de Cristo, que actualmente albergan el Museo. Un informe del secretario municipal determinó que esta capilla era propiedad de la Diócesis porque formaba parte del conjunto de la Seo de la capital ribera, que para entonces ya había sido privatizada por el Arzobispado. El debate sobre la propiedad de la Capilla de Santa Ana surgió cuando el Ayuntamiento debatía la inversión de más de 600.000 euros para su reforma. Para entonces, el Gobierno de Sanz ya había aportado nueve millones de euros para reformar toda la catedral.
«La Iglesia puede tener derecho a algunas obras de arte que le hayan llegado mediante donaciones, legados, herencias, etcétera, pero la inmensa mayoría de esas obras las pagaron los pueblos. La Diócesis ha registrado tanto lo que podría ser propio como lo que era de los pueblos». Así lo afirma José Mari Esparza en nombre de la Plataforma de Defensa del Patrimonio Navarro, dejando claro que, «en cualquier caso, habría que ver si son de la Diócesis o de la parroquia, porque incluso algunos párrocos se quejan de que les han quitado patrimonio de sus iglesias».
El propio José Mari Esparza ha investigado el origen de algunos bienes de Tafalla vinculados con el uso religioso y ha llegado a la conclusión de que «casi todos tienen un acuerdo y una factura en los archivos municipales».
«Eso es lo que nos hace afirmar que el dueño de toda esa riqueza histórica y artística es el pueblo de Tafalla y que sólo su uso religioso corresponde a la Iglesia vaticana. Siempre fue así. Antiguamente -recuerda- cuando el Ayuntamiento elegía un nuevo párroco, se inventariaba hasta la última patena que había en las parroquias. Después de su privatización, ¿qué garantía tenemos de que ese patrimonio se conserve en ellas? ¿Cómo evitar que ocurra lo de Artajona, de donde recientemente se llevaron el órgano, o lo de Amunarrizketa, de donde se llevaron la pila bautismal?»
Como ejemplos, constata que los dos cruceros que existen actualmente en Tafalla fueron hechos por la villa en 1491 y 1493; que el sagrario de Santa María fue construido por Juan de Anchieta al precio de 260 ducados, y que en torno a esa fecha fue labrado el copón de Santa María, único ejemplar plateresco navarro, construido por el obrador olitense Hernando de Oñate. En cuanto al famoso retablo de Anchieta, que se terminó de montar en la iglesia de Santa María en 1592, el Ayuntamiento nombró a dos tasadores para evaluar la obra y se valoró en 5.114 ducados.
«La intervención del Concejo, la Cambra, el Regimiento y posteriormente el Ayuntamiento, en todo tipo de compras, amueblamiento y adorno de los templos es constante a lo largo de la historia. Ellos decidían qué comprar, cuándo y cómo pagar. Y así debía de ser, ya que se trataba de sus propias iglesias», concluye José Mari Esparza.
Además de las obras de arte incluidas en las catedrales de Iruñea y Tutera, numerosas iglesias de Nafarroa albergan bienes artísticos de gran valor que también han pasado a propiedad del Arzobispado. Esta es una relación de algunos de los bienes más representativos, con referencia a los templos en los que se encuentran, según recoge el Catálogo Monumental.
MERINDAD DE IRUÑEA
Añorbe. Parroquia de la Asunción: su retablo mayor es una pieza importante dentro de la escuela romanista navarra por la calidad de su escultura.
Uharte Arakil. Santuario de San Miguel de Aralar: el retablo es una de las piezas artísticas más valiosas de Nafarroa.
Arantza. Parroquia de la Asunción: la imagen de la Virgen del Rosario destaca por su rica policromía.
Arriba. Parroquia de San Miguel: posee un ostensorio de plata dorada con esmaltes, magnífica pieza del barroco peruano.
Bakaikoa. Parroquia de la Asunción: su retablo mayor es un ejemplo de espléndida ambientación barroca.
Zizur Nagusia. Parroquia de San Andrés: posee un excelente retablo renacentista finalizado en 1538.
Eneritz. Parroquia de la Magdalena: conserva unas bonitas crismeras de plata de la segunda mitad del siglo XVI.
Gaintza. Parroquia de San Martín: destaca un ostensorio barroco de plata, muy interesante por su belleza y rareza.
Irurita. Parroquia de San Salvador: su retablo de Nuestra Señora del Rosario constituye una de las mejores tallas de la escultura barroca cortesana.
Lekarotz. Parroquia de San Bartolomé: destaca la talla de San José con el Niño.
Sorauren. Parroquia de San Andrés: su cruz parroquial de plata dorada es una interesante pieza gótica de mitad del siglo XV, sobre todo por su tipología. También posee la llamada Virgen Blanca, una pieza de especial relieve tallada en mármol.
MERINDAD DE TUTERA
Barillas. Parroquia de San Miguel: su altar mayor está presidido por un bello retablo gótico.
Fitero. Parroquia de Santa María: la Virgen de la Barda es una pieza de extraordinaria calidad, que responde al tipo llamado Andra Mari, tan frecuente en Euskal Herria. También destaca el Cristo de la Guía y el retablo mayor.
Fustiñana. Parroquia de la Asunción: su retablo mayor es una gran pieza de traza plateresca y pinturas sobre tabla de estilo manierista rafaelesco. También posee un ostensorio de plata dorada de estilo barroco, que representa el esquema típico de las piezas peruanas, y dos antiguos cálices de plata dorada.
MERINDAD DE ERRIBERRI-OLITE
Artaxoa. Parroquia de San Saturnino: alberga un magnífico ostensorio de plata sobredorada de la segunda mitad del siglo XVIII, obra barroca de talleres mexicanos. La Basílica de la Virgen de Jerusalén contiene una imagen titular considerada una obra excepcional del románico tardío de comienzos del siglo XIII. La parroquia de San Pedro guardaba algunas tallas antiguas que fueron trasladadas al Museo Diocesano de Iruñea.
Funes. Parroquia de Santiago: el retablo mayor es una obra barroca del siglo XVII que sirve de marco para varios lienzos que realizó Vicente Berdusán en torno a 1665.
Garinoain. Ermita de Catalain: del tramo del crucero cuelga una majestuosa talla del Cristo del mismo nombre, de tamaño natural, del siglo XIV.
Erriberri. Parroquia de San Pedro: sus valiosas pinturas murales fueron trasladadas al Museo de Nafarroa, en Iruñea. En la parroquia de Santa María destaca su portada gótica y una hermosa talla de Cristo crucificado, así como una talla de la Virgen con el Niño que sigue la tipología de Andra Mari.
Tafalla. Parroquia de Santa María: su retablo mayor es una de las muestras más notables del romanismo navarro. Es obra de Juan de Anchieta, el más importante escultor romanista vasco. También alberga un magnífico Cristo, obra del mismo autor.
Uxue. Parroquia de Santa María: además de poseer una de las más ricas portadas del gótico navarro, contiene una imagen de la Virgen que es de las más importantes tallas del románico.
MERINDAD DE LIZARRA
Allo. Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción: su obra artística más preciada es el retablo de Santa Catalina, realizado en 1557 en estilo plateresco.
Urantzia-Los Arcos. Parroquia de Santa María: es una de las grandes iglesias parroquiales de Nafarroa, un monumental edificio de buena arquitectura ricamente decorado, con un interior muy ornamental. Aloja una magnífica talla sedente de la Virgen con el Niño, del siglo XV, que responde al conocido modelo gótico de Andra Mari. No menos artístico es el retablo de la Visitación, también de traza gótica.
Armañanzas. Parroquia de Santa María: preside su interior un retablo mayor que representa en relieve el nacimiento de Jesús.
El Busto. Parroquia de San Andrés: el presbiterio está presidido por un magnífico retablo mayor realizado hacia 1560, con una traza plateresca y un bello estilo expresivo en los relieves.
Cárcar. Parroquia de San Miguel: posee un magnífico retablo de gran tamaño dedicado a San Miguel, considerado como uno de los mejores ejemplos del retablo churrigueresco en Nafarroa.
Lizarra. Parroquia de San Pedro de la Rúa: su claustro románico representa uno de los conjuntos de mayor riqueza escultórica del románico navarro. También posee un báculo del siglo XIII realizado en cobre dorado y esmaltado, pieza excepcional dentro del rico ajuar de orfebrería del templo. Parroquia de San Miguel: esta fortaleza de gruesos muros de cantería guarda en su interior valiosas piezas de orfebrería, entre las que destaca el Relicario de los Inocentes, además de la Capilla de San Jorge, en la que aparece abatiendo a un monumental dragón.
MERINDAD DE ZANGOZA
Oibarre. Parroquia de San Pedro: es conocida por su portada renacentista, pero en su interior alberga una artística custodia de plata sobredorada datable hacia 1530.
Agoitz. Parroquia de San Miguel: está presidida por un gran retablo barroco, que conserva parte de la escultura de Juan de Anchieta. También tiene un gran interés artístico su pila bautismal, con una estructura y decoración que hacen de ella una pieza excepcional. Destacan, además, el Cristo crucificado labrado por Juan de Anchieta y la talla de la Virgen con el Niño.
Nagore. Parroquia de San Julián: el retablo de Santa María es un bello conjunto de riqueza y colorido, con algunas figuras monumentales. Destaca una talla gótica de la Virgen.
Badostain. Parroquia de San Miguel: alberga un hermoso retablo del siglo XVI dedicado a San Miguel.
Esparza de Zaraitzu. Parroquia de San Andrés: su retablo mayor destaca por la maestría de su composición y el tratamiento anatómico de las figuras. Un ostensorio de plata es la pieza más interesante de la orfebrería que conserva este templo.
Sarasibar. Parroquia de Santas Nunilo y Alodia: contiene una cruz procesional de plata de variada iconografía.
Ezkaroze. Parroquia de San Román: su retablo mayor, del siglo XVI, presenta un amplio programa iconográfico.
Galipentzu. Parroquia de San Pedro: alberga el retablo del Rosario, que conserva parte de su policromía primitiva.
Uharte. Parroquia de San Juan Bautista: la imagen de Nuestra Señora con el Niño es una pieza excepcional realizada en alabastro, de origen parisino, que se remonta al siglo XIV.
Izaba. Parroquia de San Cipriano: dentro de su rica colección de orfebrería destaca una cruz procesional de plata del siglo XVI.
así hace el patrimonio la Iglesia, robándoselo al pueblo. Son unos chorizos
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