El 21 de mayo se cumple un año de la última huelga general convocada por la mayoría sindical vasca en Hego Euskalherria.
El fraude que se cometió en 2009 al pagar con dinero público la deuda de los bancos ocasionada por el abandono de la inversión productiva, la concentración de capital cada vez en menos manos y la especulación financiera se ha consumado.
Pasados los meses nos encontramos con un panorama desolador. En el estado español el déficit se ha elevado hasta el 11,2% del PIB cuando Maastricht establecía el tope en el 3%; la deuda del estado español supera el 65% del PIB; el PIB ha disminuido de manera continuada y según la Comisión Europea terminará el año con un –0,4%. El desempleo se sitúa en el 20%. Los efectos del modelo socio-productivo español son un tremendo lastre para nuestra economía.
¿Que es lo que está pasando realmente?. La deuda de las entidades financieras y sus filiales inmobiliarias han sido pagadas o avaladas por las arcas públicas; el Banco Central ha proporcionado liquidez casi gratuita a las entidades financieras y estas se han dedicado a comprar deuda pública para obtener hasta un 7% de beneficio de un dinero que de una manera o de otra les ha proporcionado el propio estado.
Si esta rentabilidad no se consigue se presiona a los gobiernos con informes de las agencias de calificación, se lanzan ataques especulativos contra la deuda soberana y se cuestiona el modelo euro. Todo ello, no nos engañemos, bajo control del sistema financiero internacional. Si alguien levantara las alfombras de los bancos encontraría, paraísos fiscales, especuladores de riesgo y el dinero negro del fraude fiscal.
No se salvan países, se trata como en el caso de Grecia de garantizar a los bancos europeos rentabilidades mas allá del valor real de los bonos a través de entregar dinero a Grecia al 5% para que haga frente a sus deudas. Porque los acreedores griegos son los bancos europeos. El término de país encubre la acción mas miserable del neoliberalismo especulativo protegido por los gobiernos para seguir inyectando dinero público sin límites a la voracidad de los especuladores financieros.
De hecho les importa un bledo el país y sólo utilizan el concepto para exigir que los ciudadanos y ciudadanas griegos, del estado español, portugueses o italianos paguen de su bolsillo el desfalco de las arcas públicas cometido a favor de los mas poderosos. A la ciudadanía le corresponde la obligación de apretarse el cinturón, perder derechos sociales y sindicales y entregar como botín de guerra sus pertenencias y salarios para salvar los negocios de los amos.
Este es el origen de las reformas laborales que vienen y de los recortes presupuestarios para reducir prestaciones y servicios sociales. No es cierto que en materia de protección social, empleo público, sanidad y educación estos estados estén gastando en exceso; El estado español y Hego Euskalherria están por debajo de la media europea en presión fiscal y en cualquiera de estos gastos sociales, pero están a la cabeza en fraude fiscal, economía sumergida, desempleo y precariedad. Este es el verdadero problema.
La injusta política fiscal ha contribuido decisivamente a generar una brecha creciente entre las personas ricas y la mayoría de la sociedad y a vaciar las arcas públicas de reservas que pudieran hacer frente a situaciones de recesión.
La reforma laboral que viene no será mas que una vuelta de tuerca mas en este sentido; abaratar el despido, rebajar las cuotas de los empresarios bien en Seguridad Social bien en el sistema de prevención de riesgos laborales; centralizar la negociación colectiva para disciplinar la fuerza de trabajo e imponer las reformas pactadas por CCOO, UGT y CEOE en Madrid.
La reforma del pacto de Toledo con la estrella de la ampliación de la edad de jubilación y el aumento de los años trabajados para calcular la pensión tienen un objetivo claro; añadir problemas y requisitos para cobrar una pensión pública y generando alarma social obligar a las personas a que se hagan planes privados.
Los recortes anunciados por Zapatero en materia fiscal y social, seguidos al pie de la letra por sus correligionarios en la CAV y Nafarroa están afectando ya y van a afectar a partir de ahora mucho más a:
La sanidad pública, reduciendo prestaciones p.e. en ginecología, pediatría, empeorando los servicios al cerrar centros, no haciendo las sustituciones, disminuyendo ratios, empeorando las condiciones de trabajo del personal y en definitiva forzando a la ciudadanía a que se hagan un seguro médico privado para que los de siempre sigan haciendo dinero con nuestra salud.
La educación, reduciendo costes a través de disminuir el gasto de personal y nuevas contrataciones para atender la demanda creciente, empeorando el sistema de becas, reduciendo a la mínima expresión el papel innovador de la universidad pública.
Los servicios sociales, dificultando el acceso de las personas a los servicios, reduciendo las horas necesarias de atención, encareciendo a costa de las personas usuarias las prestaciones...
El acto de rebeldía del 21 de Mayo de 2009 tiene continuidad en las peleas sindicales que se van a desarrollar en los próximos meses en diferentes sectores productivos y en el sector público y tendrá que fortalecerse y aumentarse para dar la vuelta a una situación en la que unos pocos deciden en beneficio propio las políticas públicas y en la que desde un estado en bancarrota nos quieren imponer un modelo político económico y socio-laboral, ruinoso.
La rebeldía del 21 de Mayo tiene que tener continuidad para mejorar nuestras condiciones de vida y trabajo y para decidir por nosotras y nosotros mismos nuestro futuro. Nos merecemos ganar y lo podemos conseguir.
En términos generales está bien lo que dice la Izquierda Abertzale en este comunicado y no le falta razón.
ResponderEliminarSin embargo es insuficiente, los obreros y el resto de clases trabajadoras y capas populares no podemos conformarnos con una redistribución de la riqueza lograda a través de políticas fiscales más justas y la extensión del gasto y de las prestaciones sociales. Son conquistas que no son rechazables por que mejorarían los derechos y las condiciones de vida de las grandes mayorías pero que en modo alguno pueden ser un fin en sí mismo. No es posible domar al capitalismo. Cualquier conquista progresista que eventualmente se pudiera conseguir en la etapa actual del capitalismo-imperialismo sería extremadamente inestable si no estamos en condiciones de superar los límites que aprisionan a la clase obrera.
Necesitamos atacar la raíz de la explotación, de la desigualdad y de la injusticia y eso sólo se consigue tomando el Poder, destruyendo el capitalismo y construyendo el Estado de dictadura democrática popular dirigido por la clase obrera en alianza con las demás clases y capas populares. Necesitamos el Socialismo.